Creciente numero de ancianos sera desafio para el condado

Cerca de una ventana con cortinas de encaje, un registrador de velocidad de la policia resopla como si reviviera.

"Esto es entretenimiento para mi," dice Loretta Peterson, de 83 años, desde una silla en su mesa de comedor. "A veces se pone callado por aquí." Su casa, siete millas al noreste de Hewitt, está llena de recortes y fotografías de sus cuatro hijos y sus nueve nietos.

Desde que su esposo, Floyd, murió en 1993, Peterson ha vivido sola en esa granja, que antes producía maíz, avena y leche de vaca. "Y un montón de rocas," añade. "Pero nunca he tenido suficiente suerte para venderlas."

Peterson vive del Seguro Social, los beneficios de veterano de su esposo, y ayuda de sus hijos, quienes viven cerca. El dinero puede disminuir.

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"El invierno pasado vendí chatarra para pagar el combustible de aceite," dice ella.

Su principal porción de comida diaria llega, dos veces al mes, en entregas de cenas congeladas a domicilio por Comidas Sobre Ruedas, un servicio que sale del Centro de Gente Mayor en Eagle Bend.

Es una compleja red de familia, voluntarios, servicios del gobierno y donaciones privadas que mantiene a los ancianos como Peterson en sus casas, una red que será puesta a prueba en los años venideros al aumentar la población de ancianos del Condado Todd.

El Condado es más gris que el común en Minnesota -- la gente mayor son casi 17 por ciento de la población, comparada con 12.5 por ciento del Estado en su totalidad.

El "tsunami plateado" de baby boomers que se avecina, significa que para 2030 uno de cada cuatro residentes se espera que este sobre los 65 años, poniendo al Condado Todd en la delantera de lo que es la tendencia nacional.

Que tan bien van a manejar esto los residentes en los años que vienen depende de muchos factores, incluyendo la economía, tecnología, la retención de gente joven, las tendencias en inmigración y los cambiantes estilos de vida de los mayores. Pero fundamental será el tipo de red social que ayuda a la gente como Peterson.

Un ágil Dale Judes, de 63 años, quien favorece las botas vaqueras, maneja para el programa Comidas Sobre Ruedas de cenas empaquetadas y le entrega a Peterson. El programa, que les sirve a cerca de 30 ancianos y a otros necesitados en los lugares lejanos del Condado Todd, es uno de solo un puñado de esfuerzos similares en el estado.

Cada semana Judes carga su camioneta con hieleras llenas de comida -- los clientes típicamente reciben 14 cenas congeladas, una hogaza de pan, un galón de leche y postres -- y maneja mientras marca números en su GPS (Posicionador Global de Satélite).

"El mayor propósito es mantener a la gente fuera de las casas de asistencia," dice él. "La gente se encuentra mejor en sus propios ambientes." Los asilos, dice Judes, se pueden sentir como, "estar apartando cajas para el enterrador."

La filosofía de Judes encuadra con el empuje del estado para mantener a la gente mayor independiente por cuanto tiempo sea posible. Esto refleja los cambiantes deseos de los jubilados y también el adaptarse de las casas de asistencia hacia ser centros de rehabilitación en lugar de ser el fin del camino.

Esta aproximación ahorra dinero: Las casas de asilo cuestan $60,000 por residente al año en Minnesota, mientras que otras opciones, como la vida con asistencia o el uso de ayudantes caseros de salud, son menos costosas. Ahorrar dinero, especialmente dólares del publico, en el cuidado de los mayores será mas crucial cuando los boomers -- los nacidos entre 1946 y 1964 -- empiecen a cobrar Seguro Social y otros programas.

"La preocupación sobre el envejecimiento no es inflada," dice el demógrafo del estado Tom Gillaspy. "Para el 2020, Minnesota y los U.S. tendrán, por primera vez, mas gente mayor de 65 que niños en educación K-12. Toda la consternación relacionada con el costo del cuidado de la salud es alimentada por el envejecimiento de la población."

El asunto lo complica el hecho de que el Condado Todd es mas pobre que casi todos los demás de Minnesota. En 2008 estaba ubicado como el número 75 de los 87 condados en cuanto la porción de gente viviendo por debajo de la línea de pobreza. Mientras que el salario semanal común en el estado es de $881, el de Todd es de solo $554.

El Condado Todd ha estado perdiendo trabajos y gente joven por décadas, un proceso al que Verna Toenyan, quien coordina los servicios del condado para el envejecimiento, asemeja a "una tina de baño a la que se le está saliendo el agua."

Mucha de la responsabilidad para tapar el resumidero cae en los servicios sociales del Condado y el Departamento de Salud Publica. Dale Stevens, un subastador jubilado de 66 años quien vive en un remoto remolque al Noroeste de Cushing, explica que el Seguro Social no lo lleva muy lejos y que al final de cada mes está quebrado.

"No he comido afuera en tres años," dice él.

Aunque Stevens tiene un compañero de cuarto, el se hace cargo de si mismo. Sus lineas de vida son Comidas Sobre Ruedas y "la persona del Condado [quien] viene cada dos meses para asegurar que estoy comiendo y no he caido muerto."

La demanda por servicios sociales se ha acrecentado en la golpeada economía, dice Nathan Burkett, administrador del Condado Todd.

"La carga de casos de nuestros trabajadores financieros está 30 por ciento arriba desde Febrero del 2008. Los trabajadores del Condado que administran programas del estado acostumbraban tener 160 casos regularmente. Ahora tienen más de 200. Es un aumento del 25 por ciento."

Al mismo tiempo, el presupuesto del Condado ha sido disminuido al haber cortado fondos el estado. De acuerdo a Burkett, por el último año y medio, las ayudas del estado para Programas del Condado, por ejemplo, han sido recortadas de millón y medio a alrededor de 600 mil dólares.

Eso ha llevado a tener que apretar el cinturón, incluyendo la reducción de personal de tiempo completo.

La ola de jubilados que viene creará nuevos desafíos. "Veo algunos cambios de recursos hacia proveer servicios para gente mayor," dice Burkett.

Pero, añade, el Condado está viendo como cambiar su proceder general, "haciendo más con menos" asociándose con entidades privadas y con no lucrativas.

"Todo está en encontrar los socios correctos," dice Burkett. "El Condado es una red de seguridad y también somos un agente de dirección. No debemos estar tomando la responsabilidad de proveer cada servicio. Debemos estar conectando servicios, de manera que uno mas uno sean cuatro."

El Condado actuando como catalizador, dice él, podría ayudar para que la significante industria del cuidado de la salud prospere.

En las décadas venideras los ancianos podrían depender seriamente en estas asociaciones y también en las llamadas "redes de soporte informal" de amigos, vecinos y voluntarios.

En un sentido, el programa de Comidas Sobre Ruedas de Eagle Bend es un hibrido de las dos ideas y tal vez un modelo para el futuro. Un esfuerzo conjunto entre el estado, el condado y los servicios sociales Luteranos, depende de aproximadamente dos docenas de voluntarios quienes cocinan, sirven y entregan comidas.

"Este programa ahorra miles de dólares," dice Toenyan. "Es el que debe ampliarse a todo el estado."

Como sea, dice ella, los recursos han disminuido.

"Hemos alcanzado la capacidad máxima. Ahora estamos en el punto en el que vamos a tener más gente mayor, por lo tanto ¿qué vamos a hacer en el futuro?"

Loretta Peterson dice que moverse a una casa de asistencia "me mataría." Ella dice, describiéndose como una "gruñona," estar contenta viviendo sola. "Nunca quisiera otro hombre. Me gustan los hombres, pero no quería vivir con uno."

"Me gustaría quedarme aquí," declara Peterson sobre la granja que ha llamado su casa por cincuenta años. "Por el tiempo que Dale siga trayendo comidas."